Archivos por Etiqueta: democracia
Elefante en la sala
Lo leí en un meme:
Hija: Papá, soy de izquierda y estoy a favor del pueblo.
Papá: ¿Cómo vas en la escuela?
Hija: Tengo puro 10.
Papá: ¿Y tu amiga?
Hija: Ella apenas alcanza el 6.
Papá: ¿Por qué no le dices al profesor que le ponga 8 a ambas?
Hija: ¿Cómo crees? Yo estudio mucho y ella es una irresponsable.
Papá: ¡Bienvenida a la derecha!
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http://www.yucatan.com.mx/editorial/elefante-la-sala
Del impreso: Elefante en la sala
¿Podemos confiar en las encuestas?
Cuando se trata de decidir si confiar en las encuestas sobre la elección presidencial, para algunos sólo hay dos opciones disponibles: encendido y apagado. Los siguientes escenarios son de sobra conocidos.
Escenario A: Reforma, El Financiero, Mitofsky, Bloomberg o El País dan a conocer resultados de encuestas o promedios de encuestas que muestran que AMLO saca entre 15 y 20 puntos de ventaja a Ricardo Anaya. Inmediatamente, los seguidores del candidato de Morena afirman que su llegada al poder es un hecho consumado y que sólo un fraude podría evitar que su candidato sea nuestro próximo presidente. Por su parte, los simpatizantes de Ricardo Anaya se apresuran a decir que las encuestas no indican nada o que la “verdadera encuesta es el primero de julio”.
Escenario B: Son publicados los resultados de la encuesta de GEA-ISA o de Massive Caller, que muestran a Ricardo Anaya debajo de AMLO por entre 5 y 8 puntos porcentuales. Acto seguido, los simpatizantes de Ricardo Anaya afirman que estas encuestas son prueba contundente de que “sí se puede”; que el panista está a un paso de arrebatar el primer lugar al candidato de Morena. Con frecuencia, quienes comparten estas encuestas son los mismos que días antes habían desestimado a las encuestas en general. Enseguida, los simpatizantes de AMLO aparecen para decir que GEA-ISA o Massive Caller son encuestadoras cooptadas y que sólo pueden ser correctas aquellas que dan una enorme ventaja a su candidato.
Los anteriores escenarios muestran dos distintas formas como se puede perder piso en la discusión sobre la fiabilidad de las encuestas cuando el fanatismo o la conveniencia se convierten en los criterios que nos llevan a confiar en una fuente. Y este año hemos visto que hay al menos dos formas en que se puede perder piso:
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http://www.sinembargo.mx/18-05-2018/3419341
Fanatismo anti-AMLO
Mucho se ha criticado, en ocasiones con razón, el fanatismo de algunos adoradores de AMLO o su probada incapacidad de ver o de cuestionar algunas de las decisiones impresentables de su candidato. Sin embargo, si de fanatismo de trata, desde hace algunas semanas son los fanáticos anti-AMLO quienes van ganando la partida.
Entre los fanáticos pro-AMLO y los fanáticos anti-AMLO hay, además de su calidad de fanáticos, una coincidencia fundamental: para ambos, AMLO es poco más que una caricatura. Sin embargo, mientras que el AMLO de los primeros es un iluminado incapaz de cometer errores o corromperse, el AMLO de los segundos es una suerte de ensamble de peligros; una pesadilla escalofriante construida gracias a asociaciones tramposas con Hugo Chávez o Fidel Castro, y al empleo ignorante -normalmente sustentado en contenido chatarra- de términos como izquierda, progresismo, socialismo, comunismo y, no es broma, nacionalsocialismo.
Una vocación común entre los fanáticos anti-AMLO es la vocación de profeta. Para ellos, México se acerca a su fin al ritmo en que AMLO se acerca a la presidencia. Si no nos arrepentimos y retiramos el voto a AMLO masivamente, si no nos unimos en su contra, AMLO no sólo nos llevará a perder nuestros frágiles avances en democracia o en libertades, sino que terminará refundiendo a México en una dictadura como la venezolana. ¿Por qué? Porque AMLO está fuera de control; es un fanático comandando un ejército de fanáticos. Si los fanáticos anti-AMLO saben esto es porque les ha sido revelado. Y, como en toda buena revelación -clara y distinta-, lo importante no es su justificación sino su transmisión a aquellos que, miserables, no alcanzan a ver más allá de lo que las evidencias entendidas como cadenas causales pueden ofrecer. Dado que pocos académicos, especialistas o periodistas alcanzan a ver que el fin de los tiempos está cerca, es tarea de todo quien ha visto los peligros del fanatismo pro-AMLO hacer notar estos peligros.
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http://www.sinembargo.mx/04-05-2018/3414774
Filtro anti-chatarra
El usuario “Amor a México” compartió recientemente en Facebook una publicación titulada “lo que no sabías de la esposa de AMLO”. Se trata de una fotografía, acompañada de un texto, que presenta como un hecho “la influencia casi enfermisa (sic), que ejerce Beatriz González Müller sobre su esposo, Andrés Manuel” y la “‘genética militar’ de la propia Beatriz”, quien, de acuerdo con la publicación, es “nieta del general Heinrich Müller de la División de la SS y Criminal de Guerra Nazi, conocido como “Gestapo Müller“”[1].
Tanto esta publicación como el perfil del usuario que la ha generado son, evidentemente, chatarra. Chatarra son también miles de memes, supuestas infografías, imágenes acompañadas de texto o videos cortos que son presentados como “hechos” por perfiles monotemáticos como “Amor a México”. El objetivo de quienes generan contendidos de esta especie es uno y el mismo: engañar a parte del público para beneficiar a un candidato o proyecto político. Para los usuarios de redes sociales un eventual encuentro con este tipo de charadas es prácticamente inevitable, pues, al menos por el momento, estamos condenados a toparnos con publicaciones chatarra de usuarios chatarra difundidas a través de uno o más de nuestros contactos.
Hasta hace algunos años, lo esperable hubiera sido que contenido de esta naturaleza fuera identificado y desechado inmediatamente casi todos los individuos que se toparan con ellos. La realidad, desgraciadamente, es otra. Miles de personas suscriben automáticamente lo presentado en publicaciones chatarra, se sienten informados por éstas y las comparten como noticias. Hoy, es difícil saber cuántos mexicanos pueden ser engañados por publicaciones chatarra, pero un referente puede ayudarnos a entender la dimensión que puede tomar este problema: de acuerdo con un estudio reciente 75 por ciento de los estadounidenses encuestados no pudieron reconocer un encabezado falso y, de acuerdo con otro estudio, 80 por ciento de los jóvenes no pueden distinguir contenido periodístico de contenido patrocinado[2].
El problema que tenemos entre manos es epistémico; es decir, tiene que ver con el ejercicio de nuestra capacidad de conocer o de distinguir información verdadera de contenido falso apelando a justificaciones.
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Mentiras verdaderas
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http://www.yucatan.com.mx/editorial/mentiras-verdaderas-2
Artículo completo en PDF: Mentiras Verdaderas
IEPAC y anti democracia
Previo al primer debate entre los candidatos a la gubernatura del Yucatán, lo normal sería que los reflectores estuvieran colocados sobre lo que ahí podría decirse. Éste no ha sido el caso. La nota de Diario de Yucatán sobre un pronunciamiento de diversas organizaciones y personas que rechazan la inclusión de la Red Pro Yucatán en el comité seleccionador de las preguntas del debate probablemente se ha compartido más que cualquier noticia sobre el contenido del debate.
Para algunos, protestar contra el Iepac justo cuando éste se ha decidido, por primera vez, a abrirse al diálogo con la sociedad podría parecer ingrato o exagerado. Ninguno de los dos cargos es cierto. Por principio de cuentas, quienes firmamos este pronunciamiento aplaudimos, sin reservas, que el Iepac se hubiera propuesto “ciudadanizar” los debates escuchando a una pluralidad de actores del estado. Si tantas personas y organizaciones nos hemos opuesto a que el Iepac hubiera invitado a la Red Pro Yucatán es porque consideramos que hay razones para afirmar que esta decisión no es trivial y que sus alcances no se limitan a un simple proceso de selección de preguntas.
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AMLO para incrédulos
Si las elecciones fueran hoy, AMLO resultaría ganador con 48% de los votos. Lejos, muy lejos, quedarían Ricardo Anaya (26%) y José Antonio Meade (18%). Los porcentajes anteriores son parte de la encuesta de Reforma dada a conocer esta semana. En el presente artículo revisaré varias estrategias que han sido empleadas para rechazar o desestimar estos resultados, defenderé que ninguna se sostiene y sugeriré que detrás del rechazo podría esconderse una falta de disposición a reconocer el origen de los resultados cuestionados.
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Napoleón como lo pintan
La decisión de Morena de llevar a Napoleón Gómez Urrutia al Senado ha generado una honda abolladura en la legitimidad de ese partido.
Justificar la inclusión de Gómez Urrutia en la lista de plurinominales aludiendo, como lo ha hecho Andrés Manuel López Obrador, a su condición de perseguido político, no es suficiente para exonerar a este ex líder minero exiliado en Canadá. “Perseguido político” y “criminal” no son cualidades excluyentes; nada impide que Napoleón pueda ser al mismo tiempo ambas cosas. Así, registros periodísticos concretos e independientes, como el publicado por Martin Moreno en este mismo espacio, dan cuenta de millones de dólares desviados[1]. Es decir, que guste o no a los seguidores de Morena, su Napoleón es como lo pintan.
Una forma mucho más realista de intentar contener el daño político generado por esta decisión es argumentar que las listas del PAN y las del PRI estarán también repletas de personajes tan o más cuestionables que Gómez Urrutia. Finalmente, ni el Frente ni el PRI tienen autoridad moral para señalar con el dedo flamígero a Morena por haber resucitado a un personaje impresentable. Esto se ve con claridad en la cautela que han mostrado muchos de los candidatos o simpatizantes de estos partidos, cuyos líderes han dejado el golpeteo en manos de sus seguidores más duros.
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¿Peligro para México?
La probabilidad de que Andrés Manuel López Obrador sea el próximo presidente de México se incrementa día a día. Una consecuencia visible de la inminencia de este evento es el resurgimiento de una serie de calificativos que los opositores de AMLO promueven con el fin de restarle votos potenciales. Así, en las redes sociales es cada vez más común leer o escuchar notas, vídeos, memes o comentarios que cuelgan al precandidato de Morena las etiquetas de “loco”, “el Chávez mexicano”, o “un desestabilizador”, entre otras.
Para entender a qué grado de esquizofrenia se puede llegar cuando la razón es reemplazada por los intereses personales o la visceralidad, basta ver la entrevista que la revista “Proceso” hizo a Diego Fernández de Ceballos. Cuando el periodista Álvaro Delgado le preguntó si Enrique Peña Nieto era corrupto, Fernández se negó a usar ese término y respondió tajantemente: “Yo no voy a decir quién es bueno y quién es malo porque no estás hablando con López Obrador”; sin embargo, minutos después, cuando a Fernández se le preguntó sobre AMLO, el panista describió al candidato de Morena como “un sinvergüenza y… ¡un corrupto!” (“Proceso”, 28/01/2018).
Si bien es preciso reconocer que los calificativos empleados en redes sociales y algunas columnas periodísticas son cada vez más ingeniosos y variados, la idea detrás de todos éstos no es nueva y sigue siendo una y misma: López Obrador es “un peligro para México”. El problema es que en un estado de frustración y de emergencia como el que vive nuestro país las etiquetas fáciles, ya sea para atacar o para defender, aunque tentadoras, terminan por opacar a la crítica basada en hechos y razonamientos.
Es que una evaluación analítica para determinar si AMLO es peligroso es imposible si antes no desambiguamos el término involucrado en la etiqueta “peligro”: es decir, si no especificamos qué clase de “peligro” se supone que representa AMLO.
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